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En España el respeto es revolucionario. Fernando de los Ríos.

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ETAPAS DE LA PRESENCIA MUSULMANA EN ESPAÑA: AL ANDALUS. EL REINO TAIFA DE TOLEDO.

A principios del siglo VIII los árabes-musulmanes, que ya dominaban todo el norte de África, iniciaron la conquista de la Península Ibérica, puente de entrada a Europa. La debilidad de los visigodos les permitió apoderarse fácilmente del territorio peninsular, donde crearon un estado que recibió el nombre de Al-Andalus y que se mantuvo durante ocho siglos, desde el año 711 hasta 1492.
1.1. CONQUISTA Y EXPANSIÓN ISLÁMICA. 
La invasión de Península por los musulmanes estuvo relacionada con la extensión de su poder por el norte de África, iniciada al ocupar Egipto entre 640 y 642. En los años siguientes, los árabe-musulmanes liquidaron la presencia bizantina en Libia y Túnez e impusieron su dominio a las tribus del Magreb.

La conquista árabe-musulmana de la Península Ibérica comenzó en el año 711. Dos fueron las razones principales de esta invasión:
- El Estado visigodo padecía una profunda crisis por los continuos problemas sucesorios de la monarquía electiva. Las luchas entre nobles que aspiraban a la corona provocaron una fuerte inestabilidad política y debilitaron el poder militar.
- El ímpetu expansivo del islam, que, en algo menos de un siglo (632-700), había conquistado un extenso territorio que comprendía desde el Magreb hasta el Imperio persa.
La conquista puede dividirse en dos fases:
a) Primera fase (711-716). En abril de 711, un ejército de 12.000 bereberes, al mando de Tariq, lugarteniente del gobernador árabe Muza, cruzó el estrecho de Gibraltar. Dos meses después, habida cuenta de la debilidad del Estado visigodo, derrotó al rey visigodo Don Rodrigo a orillas del río Guadalete. En los años siguientes, hasta 716, árabes y bereberes se aseguraron el dominio del territorio peninsular a través de pactos de capitulación con los nobles visigodos. Muchos de estos aceptaron someterse a los invasores mediante la firma de pactos económicos que les garantizaban el mantenimiento de buena parte de sus propiedades, así como su estatus social y religioso.
b) Segunda fase (716-732). Desde 716 la conquista se hizo más dura y comportó la conquista de las tierras próximas a los Pirineos y la Septimania. En el año 732 los musulmanes fueron derrotados por Carlos Martel en Poitiers en su intento de expansión a costa del reino franco. Del mismo modo, la hostilidad de vascos, cántabros y astures, así como la accidentada orografía del terreno hizo desistir a los musulmanes de su conquista, perfilándose como frontera de sus dominios la cordillera Cantábrica y los Pirineos. Así el despoblado valle del Duero se convirtió en una “tierra de nadie”, que servía de frontera entre Al-Andalus y los pequeños reinos cristianos del norte peninsular.

1.2. EL EMIRATO DEPENDIENTE (711-756). 
Entre 711 y 756, Al Andalus fue un valiato, esto es, una provincia del califato de Damasco dirigida por un valí (gobernador).  En este período, Córdoba se convirtió en la capital política de Al-Andalus. Los aspectos más relevantes de esta primera fase fueron: la continuación de la expansión hasta el 732 con la derrota en Poitiers, los primeros enfrentamientos internos entre las principales facciones de la aristocracia árabe (qaysíes y yemeníes) y los conflictos con los bereberes (musulmanes pero no árabes) quejosos de la discriminación a que los sometía la minoría árabe. El malestar bereber, tanto en el norte de África como en Al-Andalus giraba en torno a dos problemas: los elevados impuestos y la adjudicación de las peores tierras a los bereberes, ambos fueron la causa de sucesivas revueltas e inestabilidad.

El acontecimiento que pone fin al periodo es el cambio político sucedido en el mundo árabe-musulmán en el 750: la caída de la dinastía de los Omeya en Damasco  y su sustitución por la dinastía de los Abasíes. El único miembro superviviente de la dinastía derrocada, Abd al-Rahman (Abderramán) huyó a Al-Aldalus, se adueñó del poder y proclamó un emirato independiente, que sólo acataba la autoridad religiosa del califa, ahora residente en Bagdad.
¿Cómo pudo establecer un régimen nuevo recién llegado? ¿De quién obtuvo respaldo Abd al-Rahman al llegar para ser aceptado? De tres grupos enfrentados con el poder preexistente: los sirios (llegados para contener las revueltas bereberes) ya que los Omeyas era una familia siria, de los yemeníes (enfrentado a los qaysíes) y de parte de los bereberes, un nuevo poder abría esperanzas de cambio a estos grupos.

1.2. EL EMIRATO INDEPENDIENTE (756-929).
Abd al-Rahman I fundó el Emirato de Córdoba, independizándose política y administrativamente del Califato de Damasco, aunque mantuvo con el mismo una unidad religiosa y cultural. Para consolidar el nuevo Estado andalusí y afianzar su poder se formó un sólido núcleo de fieles que ocuparon los cargos públicos, se corrigió la organización administrativa y se reorganizó la recaudación de impuestos. El aumento de la recaudación permitió, a su vez, la creación de un ejército mercenario y permanente compuesto por tropas de todas las etnias más un núcleo de esclavos extranjeros, este ejército realizó aceifas o expediciones militares de castigo contra los reinos cristianos del norte.
Pero este fortalecimiento del Estado islámico se encontró con dos limitaciones, una militar,  la organización centralizada generó el recelo de los gobernadores militares de los territorios fronterizos (Tugur ). Las revueltas de Zaragoza, Toledo y Mérida en tiempos de Hakam I (796-822) son la mejor expresión.  Por otro lado,  los problemas sociales con la población muladí y mozárabe, por el aumento de la presión fiscal y el empeoramiento de las relaciones entre cristianos y musulmanes (acentuación del proceso de islamización).

La inestabilidad política, la creciente debilidad del poder central y el avance cristiano hicieron necesario un cambio de rumbo en la historia de Al-Andalus que llegaría con el Califato.

1.4. EL CALIFATO DE CÓRDOBA (929-1031).
El advenimiento al poder del emir Abd al-Rahman III (912-961) provocó un cambio en la dinámica política anterior que amenazaba con la disgregación de Al-Andalus. En veinte años consiguió someter todo el territorio andalusí y frenar el avance cristiano por la meseta norte.


En 929, tras eliminar la oposición de sus enemigos internos, rompió los vínculos con Bagdag y se proclamó califa, es decir, jefe religioso y príncipe de los creyentes. Abderramán III trabajó en dos aspectos fundamentales: la pacificación del territorio (someter los tugur de Badajoz en 930 y Toledo en 932) y, de nuevo, en el fortalecimiento de la estructura del Estado en los aspectos fiscal, político y militar. Se reorganizo la recaudación fiscal y centralizó su gestión, en la administración política creó una aristocracia palatina muy vinculada a su persona y dirigida por una hachib (especie de primer ministro o jefe del gobierno) y visires (secretarios o ministros) y, por último, los impuestos financiaron un ejército mercenario de bereberes y esclavos. De este modo, se inauguró el Califato de Córdoba, la etapa más brillante de la historia de Al-Andalus, en especial durante el reinado de Al-Hakam II, hijo y sucesor de Abderramán III.
La última etapa del Califato la encarna la figura de Almanzor (versión castellanizada de Al-Mansur bi-Allah – “el victorioso por Dios”) que consiguió monopolizar el poder bajo el califato nominal de Hisham II y establecer una dictadura militar basada en los éxitos militares (razias) contra los reinos cristianos (Barcelona y Santiago). Su autoridad garantizaba el orden y equilibrio entre árabes, bereberes y eslavos, pero a su muerte (1002), su hijo Abd al-Malik no supo mantener la misma línea y murió prematuramente en 1008. 



Las tensiones entre las distintas etnias y territorios provocaron que el califato se disgregara en diversos reinos taifas en el año 1031.

1.5. LOS REINOS TAIFAS (1031-1090). 
En 1031, se formalizó la desaparición del Califato de Córdoba y culminó el proceso de formación de los reinos de taifas, Estados independientes (Sevilla, Córdoba, Badajoz, Toledo, Zaragoza, etc.), muchos de los cuales tuvieron una existencia efímera. 
Este mapa político tan fragmentado refleja las profundas divisiones étnicas y políticas de la sociedad andalusí Esta situación debilitó Al-Andalus y fue aprovechada por los reinos cristianos, que pasaron de la colaboración puntual a la exigencia del pago de parias a cambio de su protección, estos tributos reforzaron el poder militar cristiano y el avance territorial  que llevó a la ocupación de Toledo (1085) por Alfonso VI de Castilla. Ante la amenaza del creciente expansionismo cristiano algunas taifas (Sevilla, Badajoz, Granada, etc.) buscaron la ayuda de los almorávides.


1.6. LA UNIFICACIÓN ALMORÁVIDE (1090-1145).
Los almorávides eran bereberes del norte de África que habían consolidado un poder importante en la zona. Su islamismo estaba caracterizado por un rigorismo excesivo y la profesión de los principios más estrictos del islam. En 1086, al mando de Yusuf ibn Tasfin comienzan su ayuda a las taifas y la expansión por Al-Andalus frenando a los castellanos en Sagrajas, Consuegra y Uclés. Su avance fue frenado en Valencia (conquistada por el Cid en 1094) y en Zaragoza (conquistada en 1110 y arrebatada en 1118 por Alfonso I el Batallador de Aragón). 
Las subidas de impuestos (pagar la guerra) y su ortodoxia religiosa terminaron generando revueltas internas, fragmentación política y la aparición de los segundos y más débiles reinos taifas, de corta duración (unos diez años). 

1.7. LA UNIFICACIÓN ALMOHADE (1146-1232).
Hacia el año 1147, tuvo lugar la invasión almohade, nuevo imperio islámico norteafricano, que ocupó Al-Andalus y amenazó gravemente a los reinos cristianos. La invasión almohade fue difícil y lenta, derrotaron en Alarcos (1195) a Alfonso VIII de Castilla pero la reacción cristiana se materializó en la victoria de Las Navas de Tolosa (1212), clave en el proceso de la Reconquista cristiana (pérdida de Córdoba en 1236) y que supuso  la división de los dominios musulmanes en los tres reinos (terceras taifas) de Murcia, Valencia y Granada.


1.8. EL REINO NAZARÍ DE GRANADA (1237-1492). 
Ante el avance cristiano fueron sucumbiendo todos, excepto el de Granada (1237-1492) bajo la dinastía árabe de los Nazaríes, que logró sobrevivir aunque sometido al vasallaje de Fernando III, rey de Castilla y León.


Dividido en tres circunscripciones o coras: Elvira (Granada), Rayya (Málaga) y Pechina (Almería), en sus dos siglos y medio de existencia la dinastía nazarí mantuvo la independencia gracias a su hábil gestión diplomática con los reinos cristianos y la llegada masiva de andalusíes procedentes de otros reinos que incrementaron su potencialidad económica. Finalmente, los Reyes Católicos emprendieron una guerra de conquista (1482-1492), que concluyó con la incorporación definitiva del reino de Granada a la Corona de Castilla.


1.9. EL REINO TAIFA DE TOLEDO.

La Taifa de Toledo o Reino de Toledo fue una de las taifas de Al-Ándalus que surge de la descomposición del Califato de Córdoba y finaliza con la conquista cristiana en 1085. El territorio de la Taifa de Toledo coincidía con las actuales provincias de Toledo, Ciudad Real, el norte de Albacete, Cáceres, Guadalajara (hasta la frontera con las tierras zaragozanas en Medinaceli), Madrid hasta la Sierra de Guadarrama y Cuenca. 
Toledo conservaba su aureola de haber sido urbs regia visigoda y tuvo gran importancia estratégica como capital de la Marca Media (tugur) pudiendo mantener frente a Córdoba una dependencia relativa hasta el comienzo del Califato. Independizada al producirse los conflictos internos de comienzos del XI y la consiguiente desaparición del Califato, Ismail al-Zafir fue el primer monarca hasta 1043, luchando contra los cordobeses para mantener la independencia. Luego reinó Al-Mamún de Toledo, quien solicitó la ayuda de Fernando I de León y Castilla contra el rey taifa de Zaragoza; veinte años más tarde, los toledanos, atacados por Fernando, compraron su tranquilidad mediante el pago de parias.

Después del enfrentamiento entre Valencia y Zaragoza, los primeros prefirieron pedir auxilio a Al-Mamún de Toledo antes que aceptar el control castellano, pero el rey de Toledo aprovechó para deponer al valenciano y anexionarse la taifa de Valencia en 1064, con la aquiescencia de Fernando I.
Con el apoyo del nuevo rey castellano leonés, Alfonso VI, Al-Mamún de Toledo ocupó la Taifa de Córdoba en 1075, arrebatándosela a la taifa de Sevilla. Al-Mamún se convirtió así en el rey más importante de la Taifa de Toledo, que en 1075 incluía Córdoba y Valencia. Ese mismo año fue envenenado en Córdoba y su nieto Al-Qádir asumió el gobierno de Toledo.
Al-Qádir en el 1075 se consideró lo suficientemente fuerte en sus dominios de Toledo, Córdoba y Valencia como para prescindir del apoyo castellano y expulsó de Toledo a los partidarios de la colaboración con los cristianos; pero estos provocaron una revuelta en Valencia, que se declaró independiente, así como las tierras cordobesas y  las provincias del sur de la región.
Al-Qádir se vio, pues, forzado a pedir nuevamente la ayuda castellana y con ella se enajenó el apoyo de una gran parte de la población. Después de perder el trono Al-Qádir lo recuperó en 1081 ya que Alfonso VI de León y Castilla decidió ayudarle a recuperar las tierras toledanas y valencianas a cambio de que Valencia fuese para Al-Qádir y Toledo para Alfonso.
Ante este acuerdo, los toledanos opuestos a la colaboración con Alfonso solicitaron el apoyo de los reinos taifas de  Zaragoza, Sevilla y Badajoz. Después de cuatro años de asedio Toledo se rendía pacíficamente, tras obtener garantías los musulmanes de que se respetarían sus personas y bienes. El 25 de mayo de 1085, Alfonso VI de León y Castilla entró en la ciudad. En aquel momento, el reino de León y Castilla, considerado el heredero del reino visigodo de Toledo, tenía la intención de recuperar para sí la capital del antiguo reino visigodo. La conquista de la ciudad de Toledo dio pie a la inversión de fuerzas entre cristianos y musulmanes en la península, lo que llevaría finalmente a la conquista almorávide de las taifas tras solicitar estas su intervención como último recurso ante el poderío cristiano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena página. Muy clara la explicación. Me ha salvado de hacer resúmenes xd

Anónimo dijo...

Me ha encantado, gracias

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